Oración 4 octubre

Señor, despierto alegre sabiéndome amado por Ti y reconociendo todas las obras maravillosas que has puesto en la vida de este pobre pecador.

Te ruego que vengas a mi corazón y me ayudes a tener claridad y sabiduría en todas las decisiones que tome y que influyen en los que más quiero.

Tú me invitas a acudir a Ti cuando me siento cansado, triste, afligido, para buscar alivio, pues Tú eres el único refugio seguro, el que protege y consuela.

Jamás he conocido compasión tan inmensa y llena de vida que pueda compararse a la dulzura de tu protección. Eres un Dios cercano y amigo.

Que mi corazón también arda de deseo como el tuyo por aliviar las tristezas y desolaciones de los demás. Que esté siempre listo para consolar y animar.

Dios mío, gran consolador de almas, mi sostén y mi amor, ven con tu gracia y destruye mi corazón de piedra e instaura en su lugar uno manso y humilde.

Dame, amado mío, un corazón que no juzgue, un corazón dulce y generoso que siempre abra paso al amor y cree caminos de reconciliación.

Ayúdame a serte útil, a ser tus manos y pies, a servir y aliviar, a entregarme sin medida a la eterna llama de tu compasión. Amén.

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