Novena Medalla Milagrosa
Novena Medalla Milagrosa
Oh Madre Virgen Inmaculada de la
Medalla Milagrosa, te contemplamos con los brazos abiertos derramando gracias
sobre los que acuden a Ti
Hoy iniciamos la novena a la
Virgen de la Medalla Milagrosa para pedir la inmediata intercesión de nuestra
Madre del Cielo por nuestra protección contra el espíritu malo, enfermedades,
dolencias y situaciones complicadas de nuestra vida
La Medalla Milagrosa fue creada
en respuesta a una petición de la Santísima Virgen María, así que no es de
extrañar, entonces, que ésta otorgue innumerables gracias y dones
extraordinarios a todos aquellos quienes la usan con gran devoción y oran
continuamente pidiendo la intercesión y ayuda de María.
Nuestra Señora manifestó el deseo
de hacer esta Medalla a Santa Catalina Labouré el 27 de noviembre de 1830, en
la casa madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y Santa Luisa
de Marillac, en París
Santa Catalina vio a Nuestra
Señora de pie sobre un globo, con deslumbrantes rayos de luz fluyendo de sus
manos extendidas.
Enmarcando la figura estaba una
inscripción que decía:
"María, concebida sin
pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Ti"
Entonces, la Virgen María le
habló a Santa Catalina diciéndole:
"Haz una medalla en base a
este modelo. Aquellos que la lleven recibirán grandes gracias, especialmente si
la llevan alrededor del cuello".
Con la aprobación de la Iglesia
Católica, las primeras medallas se hicieron en el año 1832 y se distribuyeron
en París. Casi inmediatamente las bendiciones que María había prometido
comenzaron a derramarse sobre aquellos que llevaban su medalla, y pronto toda
Francia clamaba junta en oración, por lo que las personas comenzaron a llamarla
"La Medalla Milagrosa".
El uso de la Medalla se extendió
de un país a otro. En todas partes, la Medalla Milagrosa continúa bajando las
bendiciones de Dios a todas las personas que la usan y rezan con mucha fe y
devoción
A continuación, te indicamos el
modo de rezar la novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa
Señal de la Cruz
Acto de contrición
Oración inicial
Reflexión para el día
correspondiente
Oración final
Acto de contrición
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me
arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo
corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo
firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has
de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración inicial
Virgen y Madre Inmaculada, mira
con ojos misericordiosos al hijo que viene a Ti, lleno de confianza y amor, a
implorar tu maternal protección, y a darte gracias por el gran don celestial de
tu bendita Medalla Milagrosa.
Creo y espero en tu Medalla,
Madre mía del Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo la plena seguridad
de que no me veré desatendido.
Amén
Oración final
Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen
María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu
protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido
desamparado. Animado por esta confianza, a Ti también acudo, ¡oh Madre, Virgen
de las vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no deseches mis súplicas, antes
bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén
Rezar 3 Avemarías
Jaculatoria: "María,
concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Ti"
Reflexión día 1
En una medianoche iluminada con
luz celeste como de Nochebuena, la del 18 de julio de 1830, se apareció por
primera vez la Santísima Virgen a Santa Catalina Labouré, Hija de la Caridad de
San Vicente de Paúl, y le habló a la santa de las desgracias y calamidades del
mundo con tanta pena y compasión que se le anudaba la voz en la garganta y le
saltaban las lágrimas de los ojos.
¡Cómo nos ama nuestra Madre del
Cielo! ¡Cómo siente las penas de cada uno de sus hijos! Que tu recuerdo y tu
medalla, Virgen Milagrosa, sean alivio y consuelo de todos los que sufren y
lloran en desamparo
Reflexión día 2
En su primera aparición, la
Virgen Milagrosa enseñó a Santa Catalina la manera como había de portarse en
las penas y tribulaciones que se avecinaban. Al respecto le dijo:
"Ven al pie de este altar,
aquí se distribuirán las gracias sobre cuantas personas las pidan con confianza
y fervor, sobre grandes y pequeños"
Que la Virgen de la santa medalla
y Jesús del sagrario sean siempre luz, fortaleza y guía de nuestra vida
Reflexión día 3
En sus confidencias, la Santísima
Virgen Milagrosa dijo a Santa Catalina:
"Acontecerán no pequeñas
calamidades. El peligro será grande. Llegará un momento en que todo se creerá
perdido. Entonces yo estaré con ustedes: tengan confianza…"
Refugiémonos en esta confianza,
fuertemente apoyada en las seguridades que de su presencia y de la protección
que nos da la Virgen Milagrosa. Y en las horas malas y en los trances difíciles
no cesemos de invocarla: "Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros".
Reflexión día 4
En la tarde del 27 de noviembre
de 1830, la Santísima Virgen bajÓ del Cielo para manifestarse a Santa Catalina
Labouré de una forma inolvidable.
De pie entre resplandores de
gloria, tiene en sus manos una pequeña esfera y aparece en actitud de éxtasis,
como de profunda oración. Después, sin dejar de apretar la esfera contra su
pecho, mira a Santa Catalina para decirle:
"Esta esfera representa al
mundo entero..., y a cada persona en particular".
Como el hijo pequeño en brazos de
su madre, así estamos nosotros en el regazo de María, muy junto a su Corazón
Inmaculado. ¿Podría encontrarse un sitio más seguro?.
Reflexión día 5
Santa Catálina confesó que
"de las manos de María Milagrosa, como de una fuente luminosa, brotaban en
cascada los rayos de luz. Y la Virgen explicó: "Es el símbolo de las
gracias que Yo derramo sobre cuantas personas me las piden", haciéndome
comprender lo mucho que le agradan las súplicas que se le hacen, y la
liberalidad con que las atiende.
La Virgen Milagrosa es la Madre
de la divina gracia que quiere confirmar y afianzar nuestra fe en su
omnipotente y universal mediación. ¿Por qué entonces no acudir a Ella en todas
nuestras necesidades?.
Reflexión día 6
Como algo enmarcado que rodeaba
la Santísima Virgen, estaba la inscripción: "¡Oh María, sin pecado
concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti!". Y enseguida oyó una
voz que recomendaba llevar la medalla y repetir a menudo aquella
oración-jaculatoria, y prometía gracias especiales a los que así lo hiciesen.
¿Dejaremos nosotros de hacerlo?
Sería imperdonable dejar de utilizar un medio tan fácil de aseguramos en todo
momento el favor de la Santísima Virgen.
Reflexión día 7
Nuestra Señora ordenó a Santa
Catalina que fuera acuñada una medalla según el modelo que Ella misma le había
diseñado. Después le dijo:
"Cuantas personas la lleven,
recibirán grandes gracias que serán más abundantes de llevarla al cuello y con
confianza".
Esta es la Gran Promesa de la
Medalla Milagrosa. Agradezcámosle tanta bondad, y escudemos siempre nuestro
pecho con la medalla que es prenda segura de la protección de María.
Reflexión día 8
Fueron tantos y tan portentosos
los milagros obrados por doquier por la nueva medalla (conversiones de
pecadores obstinados, curación de enfermos desahuciados, hechos maravillosos de
todas clases) que la voz popular empezó a denominarla con el sobrenombre de la
medalla de los milagros, la medalla milagrosa; y con este apellido glorioso se
ha propagado rápidamente por todo el mundo.
Deseosos de contribuir también
nosotros a la mayor gloria de Dios y honor de su Madre Santísima, seamos desde
este día apóstoles de su milagrosa medalla.
Reflexión día 9
Las apariciones de la Virgen de
la Medalla Milagrosa constituyen indudablemente una de las pruebas más
exquisitas de su amor maternal y misericordioso.
Amemos a quien tanto nos amó y
nos ama. "Si amo a María -decía San Juan Bérchmans- tengo asegurada mi eterna
salvación".
Como su feliz vidente y
confidente, Santa Catalina Labouré, pidámosle cada día a Nuestra Señora, la
gracia de su amor y de su devoción.
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