Señor, agradezco tu presencia cada día en mi vida porque de Ti me vienen todas las bendiciones y las fuerzas para enfrentar toda situación difícil. Hoy, te pido que permanezcas a mi lado. Necesito de tu poder que todo lo restaura, de tu poder liberador que me impulsa a superar todo obstáculo. Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de tu divino amor. Tu palabra es como un río de agua viva, y a través de Ella enséñame a serte fiel, proclamándola no sólo con mis labios, sino también con mis acciones. Si mi amor por Ti es verdadero, debo guardar tus mandamientos. No puedo llamarme cristiano sino cumplo con esa santa alianza y te soy indiferente. Quiero seguir tus pasos, vivir lo que viviste, amar lo que amaste, despreciar el mal que te lastima y que me aparta de Ti, de tus consuelos y de tu bondad. Te amo, creo en tus mand...